Leí hace poco en una revista de nuestro gremio que el tanto por ciento de suicidios en nuestra profesión era de los más altos comparados con otras profesiones afines.
Ojo, de momento no tengo ninguna gana de hacerlo,, que pereza... en serio, demasiadas cosas me tienen pegada a esta vida, y la más importante de todas por supuesto mi pequeño cachorro humano.
En serio, hoy he tenido q eutanasiar a dos, dos, cachorros de 2 meses de edad...llevo con ellos más de 48 horas, no seguidas, pero lo bastante para darme cuenta, bendita o no experiencia, q no tenían solución. y he ahí el dilema. Quién soy yo veterinaria oh, toda poderosa, para decidir sí tenían q seguir agonizando o darles una muerte digna con mis caricias y mis lágrimas y "lo siento mucho bebé, no puedo curarte"...
Y quiero con esto hacer un llamamiento a las personas q quieren de verdad a los animales, quiero q penséis q en esta profesión nuestra, tan infravalorada tantas veces, hay personas, como yo (y no es que quiera autopelotearme, pero qué collons, es mi blog) que a las dos de la mañana, con tu hijo durmiendo y tu marido desproticando por lo tarde q es (y ya sabemos lo q quiere,,,, sábado sabadete...) pues eso, estás aquí en tú cliniquita de mala muerte, escribiendo en tu blog q es lo q realmente te desahoga... llorando a lágrima viva, porque sabías lo que iba a pasar, porque lo sabías desde esta mañana... pero aguantas, y medicas, y no rezas porque eres atea, y te cabreeas, y luchas...
Y luchas, y al final, coges a la pobre cachorrita q se muere a chorros y la pides perdón, y la acaricias y la acompañas en el último viaje... y la duermes para siempre, y lloras, y la guardas, y te pones a escribir porque no sabes cómo descargar esta pena.... y sólo es un perro, y sólo eran dos cachorritos de braco, de un cazador... y piensas q mejor ahora muertos q mañana maltratados....
Pero por favor, que alguien me consuele, que estoy harta de matar animales, q sé q es por su bien, pero no es justo q yo sufra por el mal hacer de otros. Por favor , q se haga algo, q se dejen de criar perros, gatos ... indiscriminadamente, que cada animal q duermo para siempre, se lleva parte de mí... q me están vaciando el alma....
Pobres cachorritos... nacer y morirse tan pronto....
Lo siento, estoy plof.
Esther.
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El único consuelo que puedo darte mi niña es lo bien que haces tu trabajo por el echo de no ser solo un trabajo, sino una vocación.
ResponderEliminarSeguramente si solo fuese un trabajo para ti no sufrirías lo que sufres pero no serías tan jodidamente buena... como profesional y sobre todo como persona.
Tengo la grandísima suerte de contar contigo a dos niveles muy importantes y difíciles de encontrar en esta vida, que son, lo primero como amiga y lo segundo como profesional. Sé que es duro que se te vayan entre las manos vidas (sí, vida, aunque para mucha gente solo sean animales, son algo, muchísimo más) y tú los cuidas, mimas y tratas como si fuesen tuyos.. y se que intentas separarte emocionalmente de ellos porque no se puede llevar en los hombros la muerte de cada perro, gato o bichito que entra en tu cínica (sí, cínica ya te dije que la llamaría así a partir de ahora) porque eso es prácticamente imposible de llevar.... pero mi niña... hay cosas que por mucho que queremos no podemos cambiar (cuantas veces me habrás dicho que yo no puedo ser tan sentimental ni esperar recibir lo que doy...) Pero si llegue a ti fue primeramente por tu profesionalidad ¿o no?
Llevaba mucho tiempo buscando a alguien que además de profesional fuese persona y mirase primero por los bichos antes que por los dueños y que lo esencial no fuese engrandarse el bolsillo.... como era eso que decías... ah si! Los bichos son mis clientes y los dueños los que pagan :)
En cada lágrima que derramas cada vez que no puedes salvar a un animalito deberías pensar que has hecho lo inimaginable por ellos... yo sé de primera mano que así es... y que en cada muerte que se produce en tu cínica no es sólo una muerte de un bichito más... porque haces que esa partida sea tan maravillosa, reconfortarle y cariñosa que toda tu ironía y sarcasmo que tanto se caracteriza no es otra cosa que el escudo que usas para que te sea menos doloroso. A veces, por mucho que no queramos hay cosas que tienen que suceder porque son inevitables...
Mi niña... como te quiero... por cómo eres... cómo te echo de menos.